domingo, 29 de mayo de 2016

La Nevada de 1956, por Garper

EL RINCÓN DE GARPER
VIAJE AL RECUERDO HASTA EL MES DE FEBRERO DEL AÑO 1956
 En Ampuero todavía se recuerda la nevada histórica del “Día de las Candelas”
Hace dos semanas leíamos en el Diario Montañés un escrito muy curioso, realizado por Borja Olaizola, titulado “La memoria del hielo”.
 El cronista, que tiene como herramienta para ayudar a su memoria, el hábito de asociar acontecimientos, ha realizado un viaje al recuerdo hasta llegar al mes de febrero del año 1956. Todos los años al llegar el dos de febrero, festividad de “Las Candelas”, recuerda a las mellizas Conchi y Yoli Ruiz Domostegui que nacieron dicho día. De su memoria emergen recuerdos entrañables, asociados al enorme manto blanco que cubría todo Ampuero, ¡qué nevada la de aquel día! y qué paradoja más curiosa; el costumbrismo religioso, desde que San Francisco de Asís ideara lo del Belén, tiene por tradición quitar “el nacimiento” el dos de febrero pero aquel día, Cardo Ruiz y Lines Domostegui, matrimonio ejemplar, lo sustituyeron por “el nacimiento” de dos hermosas niñas: Conchi y Yoli, “Las Mellizas de La Bárcena”. Todo ocurrió en el entorno de la casa torre de los Espina, conocida como el palacio de La Bárcena; concretamente en la casa anexa al palacio, donde habitaba la familia Ruiz Domostegui, compuesta por el matrimonio y sus hijos Pili y Ricardo, “Cardy” que desde esa señalada fecha se incrementó con las preciosas mellizas. Por eso, el cronista y su hermano Andrés, recuerdan muy bien estas efemérides ya que, como vecinos de seis y ocho años por aquel entonces, lo evocan con mucha alegría.

   Como decía nuestra querida madre: “Febrerillo está loco pues saca los hijos al sol y luego los apedrea”. Hace sesenta años lo cumplió desde el primer día. Según las hemerotecas, el invierno transcurría de una forma benigna hasta que, “hacia las seis de la tarde del 1 de febrero de 1956, un potente chorro de aire del Noroeste irrumpió por Cataluña y se desparramó por toda la península. Aquella primera corriente polar dejó un rastro de hielo que fue cubriendo con un manto blanco toda la geografía ibérica”.
Estuvo nevando copiosamente toda la noche y al siguiente día, España amaneció cubierta por un manto blanquísimo y un frío siberiano que no cesó en todo el mes. Ese día, el lago de Estanygent, en Lleida se alcanzó el récord de frío de España: - 32 grados. Las tres oleadas de aire gélido del Ártico hicieron que el mes de febrero de 1956, sea hasta la fecha, el mes más frío que se haya registrado en España. Los que pasamos de 65 años recordamos aquellos enormes “carámbanos” que colgaban de los tejados, las rocas, los árboles…Esos carámbanos, esos pedazos de hielo más o menos largos y puntiagudos que en Ampuero, en el habla popular conocíamos como “rencellos”. Y metiéndonos en harina de otro costado, diremos que, ¿por qué en Ampuero y pueblos cercanos entre el Asón y el Agüera se dice rencello? Según nuestras trabajos de campo hemos observado que en Soba se oye “regelio” y en el Valle de Ruesga “regello”. Siguiendo pistas hemos sacado del Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española (año 1878) el nombre oído en el Valle de Ruesga “regello” con el significado de agua helada, sinónimo de carámbano. En aquel histórico febrero hubo rencellos para dar y “chupar” y es que los niños y niñas del 56 nos dábamos buenos atracones de rencellos con las secuelas de acabar con la lengua y los labios lesionados y fuertes dolores de barriga, como diría Sancho Panza.
También el ingenio de los adolescentes, en aquellos tiempos de necesidad, nos hizo ser creativos y aprovechando las nevadas que, aunque no tan grandes como la que hoy recordamos en este suplemento, practicábamos los deportes de invierno con esquíes y trineos fabricados de una forma sencilla. Usábamos las cortezas que salían de las apeas de los eucaliptos. Con ellas nos deslizábamos por la nieve en las pistas de los prados inclinados que abundan en Ampuero.
 Nos daríamos por satisfechos si estos recuerdos de la nieve nos llevan a vivir con mucha alegría aquellos tiempos. Queremos enviar una cariñosa felicitación a, Conchi y Yoli, que nacieron el día que se alcanzó el récord de frío de España. Vosotras no tuvisteis frío porque en aquellos años, se calentaban las camas y cunas con ladrillos pesados que se metían entre las sábanas y sobre todo, el calor del amor familiar que  pudo con el “Gran frío de 1956”.

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