viernes, 26 de febrero de 2016

La Tienda de la Molinera, por Garper

                              EL RINCÓN DE GARPER

LA TIENDA DE LUISA, “LA MOLINERA”, LOS CROMOS, EL CAPITÁN TRUENO Y LAS GOLOSINAS EN EL COFRE DE LOS RECUERDOS DE LA INFANCIA  AMPUERENSE DE LOS AÑOS SESENTA

   _Buenas tardes, Luisa. ¿Ha venido el Capitán Trueno?
   _Todavía no, pero estará al caer.
   _¿El Capitán Trueno? ¿El Capitán Trueno?... ¿He oído bien, Luisa?
   _Sí, has oído bien.
   _Pero, ¿es que ahora nos viene capitán a la villa?
   _Ja, ja, ja… El Capitán Trueno ya lleva tiempo en Ampuero. El Capitán Trueno no es de carne y hueso; es un tebeo, es una serie, cuyo personaje principal se llama así. Sale todas las semanas y a estos chiquillos les encanta_ Luisa intentó aclarar a aquella señoruca de moño y mirada transparente, que transmitió mucha bonhomía al cronista, lo del Capitán Trueno. Aquella anécdota nunca se le olvida al cronista, que ahora se atreve a contarla porque, en su infancia de timidez infinita, cohabitaban en él los mayores deseos de descubrir y saber con unos miedos que le hacían un niño silencioso que casi no hablaba. Por eso escuchaba a menudo: “A este niño tan guapo y, con esos ojazos le ha comido la lengua el gato”. Pasado el tiempo, cuando piensa en la señora, amiga de su abuela Teria, agradece la lección de sabiduría que recibió de ella, pues lo que pretendió con la anécdota del Capitán Trueno fue la de transmitir tranquilidad al niño de timidez infinita. Por eso, el cronista, maestro vocacional, en su profesión, ejercida con mucha pasión, siempre ha llevado una constante pedagógica:”Transmitir seguridad a su alumnado”.
   La tienduca de Luisa, “la molinera”, centro de la chiquillería, donde acudíamos a comprar golosinas y, sobre todo, en busca de los tebeos que salían semanalmente, estaba ubicada junto a la casa de don Eustasio Villalba. Cómo nos gustaba aquel rincón bajo el típico soportal con la tienda de Luisa, “la molinera”, y el bajo de la vivienda de don Eustasio con el taller de punto y por las tardes repleto de maestros en animada tertulia cultural. También se reunían allí el día de San José de Calasanz, el 27 de noviembre, en una comida de hermandad para celebrar el Santo Patrono del magisterio.
   Las famosas colecciones de cromos que hicieron felices a niños y mayores los encontrábamos donde Luisa, “la molinera”. Aquellos cromos que tantos momentos felices nos hicieron pasar, nos salían difíciles y repes hasta la saciedad, los llevábamos a la escuela para cambiar los repes en el recreo. En esa época destacó una editorial que se dedicó a los cromos coleccionables, muñecas recortables, libros didácticos, cuentos, tebeos y troquelados… Nos referimos a la Editorial Fher, creada en 1937 por Germán y José Fuentes Lizaur. Su denominación correspondía a la “F” del primer apellido y a su condición de hermanos. Estaba ubicada en la calle Villabaso, nº 9 de Bilbao, lo que
facilitaba mucho a la chiquillería de Ampuero cuando les faltaba un solo cromo para acabar alguna colección. Más de un ampuerense, de los muchos que vivían en Bilbao, tuvo que ir a la editorial en busca de los cromos difíciles. ¡Qué lección más bonita de buena relación de vecindad apoyando a la infancia!


  
Recordamos las colecciones de fútbol y ciclismo que la Editorial Fher sacaba todos los años. También las que sacaron con planos de películas: Blancanieves y los siete enanitos, el primer largometraje de dibujos animados de Walt Disney; Tómbola, de Marisol: El Cid; Marcelino Pan y Vino… incluso Fher consiguió los derechos de unos muchachos melenudos de Liverpool para lanzar una colección antes del “boom” de los Beatles que introdujo a la infancia en los años ye-yes.
   También acudíamos, donde Luisa, “la molinera”, en busca de los tebeos que allí se ofertaban, tanto para niños como para niñas. Los consideramos una buena herramienta para el aprendizaje de la lectura, que algunos maestros, adelantados en el tiempo, aconsejaban a las familias que leyesen sus hijos e hijas. Había para dar y tomar. Nosotros vamos a tomar, como botón de muestra, la colección de El Capitán Trueno, que se inició el 14 de mayo de 1956 de la mano de la histórica y famosa editorial “Bruguera”. Víctor Mora era el autor de los textos y Miguel Ambrosio Zaragoza, “Ambrós” el ilustrador.
   Los jóvenes y personas mayores acudían a comprar novelas. Los hombres elegían las denominadas del Oeste, sobre todo las de Marcial Lafuente Estefanía y las mujeres las de amor de Corín Tellado. Con las novelas usadas existía el servicio de trueque y por una módica cantidad se podían cambiar.
   Qué vivencias las que disfrutamos cuando recordamos a la simpática y encantadora Luisa, “la molinera” con los cromos, los tebeos y las golosinas. Qué tiempo más feliz...

                                                                                             Jesús García Pérez (Garper)

2 comentarios:

  1. Excelente, una vez mas, el rincón de garper.

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  2. Gracias tocayo por el recuerdo y la mención a mi abuelo. Lo único en lo que no ha mejorado nuestra calidad de vida de ampuerenses es en lo culinario. Los maestros que se reunían en mi casa, a pesar de lo exiguo de su sueldo de entonces, celebraban sus fiestas con angulas de Limpias y salmones del Asón que cocinaba mi abuela. ¡Quién pillara estas viandas!!!

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