martes, 9 de junio de 2015

Noticias de Udalla


 
Al montar una piedra la carreta en que bajaba del monte la vecina Laureana Sierra, fue despedida violentamente, fracturándose en la caída el omoplato, siendo asistida por nuestro doctor, a cuya casa se ha trasladado para este objeto.

 Cuando el afamado pescador de salmones don Elías Setién probaba de engañar con el cebo artificial a algunos de estos veloces y majestuosos peces, le falló el cálculo al lanzar la cucharilla, enganchándose en un arbusto, teniendo la desgracia, cuando se desprendió al tirar, que retrocediera a él, que no pudo evitar se le trabaran dos de los tres anzuelos de que se compone: uno en una ceja y otro en el pómulo, por lo que tuvo que intervenir el médico para desprenderlos, aunque, por suerte no hicieron lesiones de importancia.

 Repuesta del golpe que al caer de la caballería que cabalgaba y que, afortunadamente, no tuvo otra consecuencia que la de guardar unos días cama, vuelve doña Adela Madrazo a su piadosa peregrinación diaria.

 Llegó de Santander doña Florentina Diego, que acompañará unos días a su hermana doña Mariana, viuda de Cano, y demás familiares.

 De Bilbao, y en disfrute de unas cortas vacaciones, la graciosa señorita Aurora Vega.

 Nuestro pujante equipo de fútbol Rompecachas reta al Delirium Tremens, de Ampuero, a jugar un partido amistoso en estos campos de sport. Para ultimar detalles, al presidente, Antonio Parranda.

 Se celebró la romería de San Bernabé, en el vecino barrio de La Alcomba, desplazándose desde esta, monte arriba, por la mañana, los romeros, a pesar del día inseguro que amaneció. Por la tarde se descolgó, por fin, el “chirimiri”, que en aquella alturas parecía alcanzarse con las manos, restando concurrencia a la fiesta, que se vio así y todo muy concurrida, no cesando la gente joven de bailar durante toda la tarde, a pesar de la lluvia incesante, en los alrededores de la ermita, y por la noche, en un espléndido salón, cedido por Manuel Trueba, continuó la fiesta hasta altas horas de la madrugada.
Los sencillos y laboriosos vecinos de aquellas alturas se complacieron en obsequiar opíparamente en sus casas a los numerosos invitados amigos.

El borrón de la fiesta fue el acto de barbarie de unos desconocidos ignorantes, que rompiendo, por la noche, la puerta del modesto oratorio, irreverentemente lanzaron la imagen del Santo al suelo, rompiéndola. Sin comentario.

 

                                                                           El Cantábrico, junio y julio, de 1933.

 

 

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