EL RINCÓN DE GARPER
AMPUERO SIEMPRE CON EL RÁCING: INOLVIDABLE
CELEBRACIÓN LA VIVIDA EL DOMINGO 10 DE ABRIL DE 1960 POR EL ASCENSO A PRIMERA
DIVISIÓN
Ampuero siempre ha estado con el equipo de
la tierra y ese día la asistencia de aficionados fue masiva. Unos se
trasladaron a la capital en tren y otros en el autobús de “Paco, el de
Rasines”. Tanta pasión reinaba en aquella jornada futbolística que acudió la
Banda Municipal de Ampuero, con la ilusión de dar alegría a un posible ascenso.
Daniel Freire, inolvidable e incombustible racinguista tenía organizado y
planificado todo hasta el último detalle. Ante un hipotético ascenso que
conllevaría a una fiesta entrañable, con
la banda de música, Daniel acudió al ampuerense de pro, don Antonio Ruiz y Ruiz,
ingeniero jefe y Delegado en Santander del Ministerio de Obras Públicas, para
que pidiese un permiso en el Obispado. Permiso que les permitiese tocar, en
caso de conseguir el ascenso. El obispo, por aquel entonces, don José Eguino y
Trecu, se lo concedió y Ampuero acrecentó aún más el sobrenombre que se acuñó
para don José como “El Obispo Bueno”.
El partido se inició a las 4,45 de la tarde,
bajo las órdenes del árbitro vizcaíno López Zaballa. El Rácing formó con la
siguiente alineación: Cardoso (portero); Pallás (lateral dcho.); Santamaría
(central y capitán); Pardo (lateral izqdo.); Duró y Crispi (medios); Monchito
(extremo dcha,); Florit (interior); Sampedro (delantero centro); Coque
(interior) y Yosu (extremo izqda.)
Desde el pitido inicial y con el
célebre.”Alaví – Alavá – Alavín – Bon – Va. Rácing, Rácing, ra, ra, ra...” se
empezó a hacer historia. Entre las crónicas de la prensa local entresacamos:
“El primer tiempo quedó con el marcador 0 –
0. A los 37 minutos de la segunda parte, Florit pasó a Sampedro, este se hizo
con el balón, se internó y, desde lejos, a unos treinta metros, lanzó un
impresionante tiro que se coló en la red por la escuadra. Tiro magnífico que no
pudo interceptar Padrón a pesar de su estirada.
Cuando se estaba saboreando este gol, al
minuto treinta y ocho una hipotética falta de Santamaría a Bayo es castigado
por este: se forma un barullo ante la portería de Cardoso y País lo resuelve
marcando. Los racinguistas protestan por
entender que el gol ha sido marcado ilegalmente. Vacila el árbitro, pero
termina concediendo el tanto.
Hasta el final hubo forcejeos en ambas
puertas sin que se alterase el marcador de empate a uno. Con este resultado el
Rácing, a falta de un partido, quedó campeón automático del Primer grupo de
Segunda División, logrando así el ansiado ascenso.
Al terminar el partido, los jugadores del
Celta abrazaron y felicitaron a los del Rácing, mientras que el público acogía
el ascenso del equipo con grandes aplausos. Se lanzaron numerosos cohetes y se soltaron
palomas, al tiempo que una banda de música de Ampuero, hacía sonar aires
populares. El momento fue de gran alegría por el ascenso racinguista.
Una vez fuera de los Campos de Sport del
Sardinero, los aficionados ampuerenses recorrieron Santander al son de la
música de su extraordinaria banda. Al ser requeridos por las autoridades de la
policía para suspender el pasacalles de la ciudad, por estar en periodo de
Semana Santa, Daniel Freire sacó el salvoconducto del Obispo Bueno y la alegría
del Rácing, Rácing, ra, ra, ra, pudo seguir hasta Ampuero con el júbilo y la
sana alegría de un día inolvidable: domingo, 10 de abril de 1960 con ramos más
floridos que nunca.
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