No vendría
mal para los campesinos de por acá un buen año de maíz y alubias, para
compensarles de la jugada que la fruta de gran importancia en este término, le
ha hecho víctimas, sobre todo la cereza, producto del que nuestros labradores
de Rascón, Cerbiago, Ahedo y otros barrios sacaban todos los años muchas miles
de pesetas. Hace un mes, el cerezo cargado de fruto en flor, hasta prometer una
abundancia extraordinaria, hacía esperar a los labradores muy buenas ganancias.
Pero unas rachas de viento ha echado por tierra las esperanzas de nuestros
buenos labriegos.
El Cantábrico. Junio 1933
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