Lolina

Aprovecho hoy el blog para enviar un saludo y dar ánimos a Lolina Martínez, que sé que lo ha pasado mal a raíz de que el agua inundara su comercio. Por supuesto que este deseo, de que pronto se recupere y vuelva a ilusionarse con nuevos proyectos, parte también de todos y cada uno de los socios que conforman ASOCAM.

 Es de temer que las consecuencias de la inundación de la pasada semana resulten graves para el futuro económico de Ampuero y retrasen la salida de la crisis.

 Si en algunos aspectos nuestro pueblo andaba en la cuerda floja, ahora se presenta el panorama aún más negro.

 Han sido centenares las personas afectadas en sus hogares, trasteros, vehículos,  garajes, talleres, comercios, bares;  gastos extra e inesperados los que tendrá mucha gente que afrontar  para reparar esos daños.

 Los 365 trabajadores de las fábricas Mecanor y Bravo & Bippus se ven abocados a un ERE, de seis y cuatro meses respectivamente.

 Desde aquí  envio un mensaje de solidaridad e ilusión a todos los afectados para afrontar esta difícil situación. Y en especial, como señalé al comienzo, a Lolina, para que pronto pase este mal trago, y más temprano que tarde, recupere la normalidad de su trabajo.

 

Lolina es la presidenta de la Asociación de Comerciantes y Autónomos de Ampuero (ASOCAM), y todos nosotros queremos verla cuanto antes al frente del grupo con la misma ilusión y entrega.

 Ella siempre ha entendido y defendido la necesidad de estar juntos y colaborar todos los gremios entre sí y con el Ayuntamiento de turno, para sacar adelante, en la medida de las posibilidades de cada uno,  los proyectos que necesita el pueblo, tanto en sus actividades culturales, deportivas, festivas, etc.

 En un pueblo estructurado con lógica el bien de unos repercute en el bien de los otros y por el contrario cuando las cosas van mal para unos también afecta negativamente a los otros vecinos.

 Si aumenta el paro en la localidad, menos niños enviarán a la guardería, se comprarán menos juguetes, se acudirá menos a las peluquerías, a los talleres, se alternará menos en los bares y restaurantes, descenderá el consumo en los supermercados, en las tiendas de ropa…

Todo es una cadena y cada uno, en mayor o menor medida, eslabónes de la misma.

 Bien sabemos que la realidad de los pueblos en repetidas ocasiones es la de andar a mordiscos unos con otros, la de que cada uno se mire su propio ombligo, la de que cuanto peor vayan las cosas al de enfrente mejor para mí. La indiferencia y la ausencia son frecuentes en lugar de la colaboración. 

 Por lo tanto necesitamos a Lolina para organizar nuevas campañas en defensa del comercio local y de los talleres, centros de belleza, academias, asesorías …, y más ahora después de estos aguaceros y estos fríos.