sábado, 8 de noviembre de 2014

Reinosa



REINOSA

 Mas, vamos a la villa de reinosa. Es noble y es severa, grande y fría.

De piedra toda, en su solar, hermana su hidalgo escudo con su villanía.

Palacios y portones, aldabones y volados balcones

donde la sombra silenciosa queda de los viejos hidalgos de Pereda.

 Y un mover comercial de pesa y mide en la rua central que la divide.

Tiene toda la rua soportales, arcos de piedra, porches altaneros,

y encima de los arcos miradores, todos cuadriculados de cristales.

 Pasemos por el porche. Cada tienda cuelga de su pilar su mercancía.

Aquí la cera en cirios, para ofrenda y allá cordelería, hoces, yugos,

guadañas, botijos, sayas y pañolillos, canastas, mantequería

y el afamado queso y pantorrilla.

 La piel del oso que cazara en Saja el curtidor trabaja,

y la casera trae la nítida leche en la lechera, la espuma, el requesón,

y la cuajada en la odrina tallada con rústico primor, en la madera…

                                                  Luis Fernández Ardavín

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