jueves, 13 de diciembre de 2012

1 SOBRE EL COMERCIO


 La Fuente de la Rana 
va a tratar en las próximas entradas sobre el pequeño comercio    
 
En un viejo ejemplar del periódico local “Luz Cántabra” figura una pequeña noticia referente a la apertura, en el mes de junio de 1911, de la Confitería de Leandro Martínez situada frente al Ayuntamiento.

     Ayer fue inaugurado frente a la casa ayuntamiento un nuevo establecimiento, de ultramarinos y confitería propiedad de nuestro amigo D. Leandro Martínez Zorrilla, hijo político del secretario del ayuntamiento, D. Ignacio Pacheco.

     Por exceso de original en este número, dejamos de reseñar la bien acabada y artística instalación del nuevo establecimiento, lo que prometemos hacer en nuestro número próximo, deseando entre tanto al querido amigo tan buenos negocios como deseos de agradar al público le animan.

                                       Y ahí sigue…  “viendo pasar el tiempo” a cargo ahora de Jesús Leandro, nieto de su fundador.

     Hay que lamentar  mucho la muerte este año de su padre, Leandrín Martínez; una persona amable y popular, que fue bien conocedora de la historia de nuestro pueblo y que deleitó a varias generaciones de ampuerenses con sus magníficas cocadas, emparedados, buñuelos de crema y multitud de dulces propuestas.

     La “Pastelería Martínez”  sigue abierta con buena salud, considerable éxito para los tiempos que corren, felicidades por lo tanto por haber superado el centenario y seguir en pie.

     Con seguridad como todos los negocios decanos del pueblo vivió años difíciles, cuyo exponente más grave se situó en el primer periodo de la Guerra Civil y etapas de prosperidad prolongadas en las cuales Ampuero fue el eje comercial de la Comarca del Asón, de la Junta de Voto, de Guriezo, Carranza y otros lugares próximos. Entonces Ampuero atraía a muchos forasteros por sus ferias y mercados, por sus comercios, por sus fiestas y ambiente, sus restaurantes…

     Hoy los tiempos han cambiado profundamente, en muchos aspectos mejoraron en otras cuestiones sin embargo el pueblo ha retrocedido como los cangrejos.

     Juzgar lo que se ha perdido y sus causas lo dejamos para otra ocasión. Detenerse a contemplar el pasado ya sirve de poco, lo urgente ahora es salir del túnel actual que tanto nos inquieta. No cabe duda que la crisis afecta al comercio de  Ampuero como atañe también al de Laredo, al de Santander o al de cualquier pueblo o ciudad de España. Por todos lados desaparecen comercios - grandes y pequeños- numerosos  negocios anuncian su venta, su alquiler, su traspaso.    

     El centro urbano de Ampuero no son más de cuatro calles y se encuentran en situación más o menos parecida. En la llamada calle del Comercio, que puede ser la que más ha sufrido el deterioro, han desaparecido un montón de negocios, hay unos cuantos solares por reconstruir que ofrecen una imagen de abandono y desolación, tiendas con las persianas bajadas hace años, y lo peor aún la previsión de que van a cerrar nuevos locales y con ello se producirá más oscuridad y sensación de vacío.

     La calle del Comercio sufre una ruin iluminación desde hace años, antes aún de que comenzara la crisis, es un claro ejemplo de colocar farolas de un tipo y quitar las de otro con un antojo poco efectivo.

     Es comprensible que la crisis obligue al ayuntamiento a limitar el consumo de luz, pero hay determinados días y no se sabe porque razón, la mayor parte de las farolas se encuentran apagadas y la calle del Comercio a las 7 de la tarde es como una especie de túnel oscuro en los que no se ve ni a dos montados en un burro a veinte metros.

Hay que pensar en la impresión que recibe el forastero, esos noches de poca luz , cuando  atraviesa la "calle Mayor".  Entonces, en los nuevos aparcamientos situados frente al Hostal La Pinta la oscuridad adquiere tintes siniestros.
Y están los tiempos como para favorecer a los bandoleros.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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