martes, 6 de noviembre de 2012

La Plaza Blanca


Una imágen muy antigua de la llamada Plaza Blanca, en ella se encontraba la fuente de las dos farolas que actualmente se ubica frente a la cafetería Rosa Mary. Esta fuente también estuvo frente a la cervecería La Juventud, es decir que se movió más que los precios.


     El pasado verano abrió las puertas un nuevo bar llamado “Plaza Blanca” situado en el extremo de la plaza, detrás del quiosco de la música. La apertura de este local nos ofrece la oportunidad de referirnos a “las dos plazas”.

     Dionisio García Cortazar lo explicó  en su libro “A la Orilla de Mis Recuerdos”:

    “La plaza blanca, situada en la parte trasera del kiosco, y la plaza negra, en la parte delantera. Se llamaban así por el diferente color de su suelo, más blanco el de la blanca por ser de cemento y más oscuro el de la plaza negra por ser de grava y asfalto”.

     Pero las diferencias no se limitaban al color del piso, una y otra plaza los días en los que había baile componían de alguna forma escenarios distintos y se marcaban diferencias según el estatus social de los jóvenes; aunque eso sí, en el quiosco tocaban para todos la misma música.

      Fue una costumbre peculiar y elitista de Ampuero que  probablemente proviene de principios del siglo XX cuando en las fiestas patronales se celebraba al mismo tiempo que un baile público en la plaza otro baile “de invitación” que tiene lugar por ejemplo el año 1903 en “los elegantes salones de la nueva casa consistorial”. Los jóvenes de las “familias distinguidas” acudirán a este baile. Otras veces aquellas “verbenas aristocráticas” tuvieron lugar en las boleras del Café Universal amenizadas por acreditadas orquestas. En 1929 por ejemplo se recordaba a los previamente invitados que tenían obligación de presentar la tarjeta de invitación al entrar. Hay que recordar que estos bailes comenzaban por lo general a la misma hora que los que tenían lugar en la plaza pública.

     Volviendo a lo que escribió Dionisio García Cortazar:

     “Los chicos y chicas veraneantes, y otros que aunque sus padres vivían en Ampuero estudiaban fuera el bachiller o habían iniciado ya la carrera, solían reunirse en la parte de la plaza que llamábamos “plaza blanca”. En la plaza negra bailaban los chicos y chicas de Ampuero y alrededores que vivían allí todo el año. No era corriente que se mezclaran los de una con los de la otra plaza”.

     Este hábito se mantuvo vivo con mayor o menor relevancia durante varias décadas. En el verano había baile los jueves y los domingos y era entonces cuando se manifestaba esa segregación. En las fiestas de septiembre, como también señaló Dionisio, la afluencia de jóvenes que venían a Ampuero rompía la dinámica de la separación de las dos plazas. Vamos que ni en una ni en otra cabía un alfiler y los forasteros invadían todos los espacios existentes.

     En aquel discurrir pueblerino Dionisio no sabe con exactitud cuándo dejó de haber dos plazas: “Quizá cuando desapareció la banda municipal de música, quizá cuando ya fue muy numeroso el grupo de jóvenes ampuerenses que estudiaban fuera, quizá porque eran menos, o menos elitistas, los nuevos veraneantes, quizá…”

     Cuando llegó la democracia de todo aquello en las verbenas estivales ya quedaban pocos vestigios

     Después reformaron la plaza y hoy en día ya son pocas las personas que recuerdan que la parte de la plaza situada detrás del quiosco se conoció popularmente como la Plaza Blanca.

 

 

 

 

 

 

 

 

 







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