sábado, 29 de septiembre de 2012

La Nogalera: Ferial, Taurina y Bolera


(Agradecemos a José Luís Aparicio que nos enviara el artículo para poderlo subir a este blog)
 
 
 
LA NOGALERA: FERIAL, TAURINA Y BOLERA (SECUENCIAS Y PERSONAJES DE UN TIEMPO)

Desde hace más de 100  años el emplazamiento de La Nogalera ha supuesto un atractivo singular para todos los ampuerenses, al aglutinar diferentes  actividades que han hecho de su entorno una seña de identidad propia.. Por ello, cualquier amante que se preste  de las tradiciones y costumbres de nuestro pueblo,  en alguna ocasión habrá tenido que visitar este reconocido enclave.

Hablar de La Nogalera es remitirse a la historia contemporánea de nuestro pueblo, donde hemos podido disfrutrar durante muchas décadas de prácticas tan dispares, pero ilusionantes, como es el noble  deporte del pasabolo,  las grandes citas taurinas y sus tradicionales exposiciones ganaderas,  dentro de un espacio único. No obstante, éste ha estado obligado a soportar diferentes avatares, como son las fuertes crecidas e inundaciones provocadas por sus ríos anexionados, quedando anegado su entorno y aledaños, y en ocasiones  acudiendo al rescate de alguno de los moradores del viejo edificio taurino (por su intensidad recuerdo los años 76,78, 83).

Las  diferentes propuestas y acuerdos favorables alcanzados en sus orígenes por el consistorio local, hicieron posible que bolera y coso taurino unido al recinto ferial,  hayan podido convivir en el tiempo en este mismo lugar,  llevando una vida paralela y unida.

Entre las viejas hileras de plátanos de La Nogalera,  se han sustentado los amarres del ganado   durante décadas, convertido temporalmente en recinto ferial,  exponiéndose en este inmejorable marco el ganado vacuno más selecto  de la Comarca del Asón y Trasmiera, y que tradicionalmente se daban cita con carácter mensual -1er. sábado de més- (en ocasiones  más de 1.000  cabezas), compitiendo por entonces con otras ferias apreciadas de la región destacando, Ramales, Orejo, Beranga, Solares, Torrelavega. Recordar a los tratantes de ganado  de la época que concurrían (mencionar cariñosamente a Los Murriatos de Espinosa, Sindo   Abascal, Los Larrauri “Lucía la coja”, Manolín Sisniega, Manolo “El garito” de Bustablao y otros muchos), gente experimentada en las artes de la compra-venta de ganado que con un apretón de manos zanjaban una operación  -a veces difícil, pero nunca imposible-. Este impacto  por las transacciones comerciales, el mercado tradicional semanal y otros aspectos favorables, supuso para nuestro pueblo durante años un importe impulso económico y esplendor comercial,  donde llegaron a concentrarse en su arteria principal  diferentes gremios y negocios ( zapaterías, ferretería, peluqueros, perfumerías, carnicerias, mercerías, confección y textiles reconocidos, restaurantes-cafeterias y hotel, confitería, despachos lácteos, ultramarinos,  servicio telefonía, entidad financiera, joyería-relojería, marmolería, carpintería, almacén maderas, funeraria..) por lo que este espacio llego a denominarse en un tiempo la  Calle del Comercio (como en la actualidad). Evidentemente eran otros tiempos.

Donde alcanza su mayor reconocimiento popular La Nogalera procede de las ferias taurinas y sus encierros, y  como comenta el historiador local Santiago Brera, la existencia de festejos taurinos y boleras esta documentada desde la década de 1870.

 

Durante esta dilatada historia taurina, tanto en  el albero de la vieja plaza como la nueva construida a partir de 1976, han realizado el paseíllo ilustres espadas de las principales familias de la tauromaquia nacional (los Ordoñez, Bienvenida, Vázquez, Esplá, Robles, Aparicio, Ortega…..) además de otros destacados novilleros del momento, y sin olvidar a nuestros matadores locales que por su arte y valía todos hemos recordado en algún momento. 

Por mencionar una gran tarde en la Nogalera, en mi retina todavía permanece la extraordinaria faena que presencié de un joven novillero de Palma del Rio. Se llamaba Vicente Linares, y esa tarde lo hizo todo  bién y triunfó, cortando a su primer novillo las dos orejas y el rabo.

Hablar de la  antigua plaza de toros, es sentir las vivencias de sus ocupantes.  Fue residencia durante años de una persona inolvidable que muchos  conocimos; se llamaba Berto “El Vivillo” y procedía del barrio de Cerbiago, siempre risueño y con arrugas profundas en sus mejillas que delataban una vida en condiciones difíciles.  El forma parte de la historia taurina del viejo edificio de la Nogalera. Fue el inquilino fiel durante más de 40 años en situaciones adversas, y una de sus funciones encomendadas era la de recibir efusivamente a los mayorales encargados de desencajonar a los morlacos procedentes de las dehesas, además de dar el pienso a los animales, y siempre con una aptitud desenfadada de sobresaliente, lo que le provocó algún disgusto con las reses. El supo sortear  los envites de las inoportunas crecidas del viejo  rio Sauga, saliendo airoso en todas. Estas inundaciones pudieron marcar el inicio de los encierros actuales,  al tener que desalojar las reses bravas del recinto taurino a lugar seguro.

La Nogalera como centro de reunión de muchas tardes del domingo, ha cultivado en sus boleras un referente deportivo regional como es el pasabolo tablón. Considerada en un tiempo como “la catedral” del pasabolo nacional, ha visto crecer junto a sus carrejos a los mejores tiradores locales de su época (de Ricardo Ateca hasta los Trevilla, Bibi,…) llegando a alcanzar muchos de ellos  la gloria.

Las tardes en la bolera de Secunza, que regento durante más de 50 años (antes su padre) resultaban amenas, destacando el coloquio animado en su cantina dentro de un ambiente bolístico y también taurino, por encontrase situada en los bajos de la antigua plaza de toros. Desde aquí agradezco su generosidad. -por tantos porrones “de lo ricu”-  y cariño demostrado, enviando un fuerte abrazo a su familia por su perdida reciente. Destacar igualmente otras virtudes profesionales de  Manolo como fueron las que desarrolló en su taller artesano, donde  se labraron con maestría en sus tornos las bolas y bolos que han hecho grandes campeones.  El  ocupa un espacio destacado en la leyenda de nuestro pasabolo.

En los grandes torneos y competiciones en la Nogalera (campeonatos de España, desafíos Vizcaya-Cantabria por parejas, bola de oro….)  -en algunos más de 2000 aficionados-, se reunían apostadores ocasionales, quienes se permitían jugar las 25, 30, 50 y más pesetas de la época ( por su habilidad y astucia recuerdo a José López “Chelín” y Santos Abascal).

Sin lugar a dudas el mejor escaparate de la Nogalera se ubica en el Boulevard, desde donde se puede disfrutar en su amplitud  su mejor visión. Situado frente a la cancha de juego de la antigua bolera de pasabolo -al otro lado del rio Vallino- permitía divisar la jugada en su explendor, desde el momento del lance de la bola hasta el vuelo de los tres palos y su caída.

Decir por último que el recinto de la Nogalera, además, ha sido un espacio abierto a la diversidad,  donde han concurrido desde las divertidas veladas circenses hasta los conciertos musicales, sin olvidar los diferentes combates de boxeo y lucha libre programados, y sobre todo, al mantenimiento de las tradiciones y costumbres populares.  

Los ampuerenses tenemos que estar orgullosos y esperanzados porque La Nogalera está y sigue viva, y ha sabido simultanear la esencia de valores como el arte, la cultura y el deporte.

Fdo, José Luis Aparicio Abajo (exjugador pasabolo/Ampuero)

 

 

                                                                

 

 

 

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